miércoles, 21 de marzo de 2012

Nader y Simin, A Separation


Por Amílcar Barca
El naturalismo bajo el negro del shador en Teherán

“La película relata la historia de la separación, civil y respetuosa, de un matrimonio iraní, en el que Simin, la mujer, quiere dejar a su marido porque no ve futuro en su país, mientras Nader se ve imposibilitado a seguirla porque se tiene que ocupar de su padre enfermo. El abandono de Simin obliga a Nader a contratar a una mujer para el cuidado de su padre, sin embargo la situación se complica debido a las diferencias culturales con su nueva ayudante, de clase social inferior, profundamente religiosa, embarazada y víctima de un marido despótico. Todo esto ocurre frente a la perplejidad de sus hijos, niños y adolescentes, incapaces de entender del todo lo que está ocurriendo” .Laura Luchinni. El País

Cuando alguien recomienda una película tiene el riesgo de que el otro viva con grandilocuencia o expectativa el motivo y, después, resulte que hubo más emoción en el relato de contarla que en la experiencia misma al verla. Pues bien, A Separation, (Asghar Farghadi)  titúlo en inglés, no necesita  recomendación pero si precaución a la hora de ir a verla. ¿Algo extraordinario en la creación formal? ¿Opresión del régimen iraní? ¿Violencia tipo primavera árabe con la oposición? ¿Fundamentalismo  y crítica desde este género?. Pues bien nada de eso si descontamos, por supuesto, que todo  lo político y lo social tiene  que ver con la cotidianidad en aquel país. En estos momentos, Irán,  vive la incertidumbre de ser bloqueado económicamente por el mundo occidental : “Somos gente pacífica y buena” dijo el director en los Globos de Oro al recibir el premio a la mejor película extranjera.  Yo le creo, mi gran amigo en esta ciudad es persa, pero se olvidó de excluir a quienes le gobiernan en su dedicación.

Nada tan humano y difícil como trabajar, el destino,  la necesidad de decir la verdad ante el mundo, la humillación ante tu marido, el orgullo, la responsabilidad ante un hijo, el amor filial, la venganza, la ira, la comprensión fraternal entre desconocidos, la falta, el arrepentimiento, el peso moral de Dios en los hombres y mujeres,  la juramentación ante Él, el escenario de los ancianos que sufren Alzheimer en nuestro entorno más íntimo, la culpabilidad, la injusticia familiar, la mentira piadosa, la vergüenza…y otros sentimientos y valores,  con la naturalidad y fuerza en que este film lo muestra y los universaliza.

Una anécdota, cuando mi mujer me dijo desinteresadamente en Barcelona  “Podemos ir a ver  Nader y Simin…Yo ya la he visto pero me gustaría volverla a ver contigo para contrastarla..¿qué te parece?”. Como cinéfilo nunca me niego a las sugerencias que ella me brinda… pero hacía años que no me arrepentía de haber aceptado su proposición. A tal punto, que estuve pensando en irme  de la sal por la crudeza del planteamiento. Aquel análisis que uno hace sobre las metáforas, los movimientos de cámara, la aportación plástica del film o incluso la crítica gestual que uno sugiere de quienes actúan tomándote un café a la salida del cine, se esfumaron. Sólo tenía ganas de tomarme una copa de coñac de un golpe. Hacía muchos años que no veía una película totalmente desnuda  de pretensiones de ningún tipo, que me provocara tanto sufrimiento y rabia por el desarrollo de su historia (Ahora que recuerdo, la última vez, me pasó con Dancing in the Dark de Lars von Trier en año 2000). A Separation, no es una película que puedas recomendar  con un “qué la disfruten” sino con un …“que la sufran humanamente bien”.

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